Dependiendo del producto que se va a transportar, se puede elegir entre diferentes tipos de transporte. El terrestre es el más usado para distancias cortas. En los países desarrollados y gracias a la amplia red de carreteras con las que cuentan, se ofrecen numerosos servicios como el de entrega y recogida de puerta a puerta. El tráfico de mercancías a través del ferrocarril es otra opción y además más económica. En ambos casos se puede enviar cualquier mercancía gracias al balance que existe entre la conservación y el precio. Además, es el medio más flexible, ya que ofrece una enorme ventaja en cuanto a horarios al estar exenta de los mismos las carreteras. 

El transporte marítimo es el más utilizado para transportar productos a nivel internacional. Por mar es habitual transportar mercancías no perecederas, secas y que no sean de consumo urgente. Es la manera más barata de transportar al necesitar menor cantidad de combustible en proporción a las cantidades. Sin embargo, se trata de un medio que se encuentra muy condicionado debido a los largos tiempos que se deben emplear en el transporte.